La Grey zuliana cincuentenaria

Cuando a la calle sales mi Reina / tu pueblo amado se ha confundido en un solo amor. Ofrenda inicial, a modo de recordatorio. Seguir la prescripción que hizo Jesús,  el propio Hijo de Dios,  cuando sugería con el ejemplo:  dar gracias antes de pedir. Así empieza la letra de un poema que, musicalizado con percusión marabina, se convirtió en un himno para la gaita: La Grey Zuliana.
Tema ya cincuentenario que vio la luz en un disco de larga duración,  Gaita y Lola, el que firmó el Conjunto Saladillo para el fin de año de 1968. Himno, declaración preclara de presente, inimaginado  decreto clarividente de futuro.
La lírica protesta fue escrita e interpretada  —no podía ser de otro modo— por ‘El Monumental’ Ricardo Aguirre. La misma mano que contaba lecciones de geografía en las  pizarras de las escuelas Gustavo Rísquez (Dr. Portillo) y Francisco Granadillo (18 de Octubre), con tiza, a sus estudiantes, escribió aquellos versos. En su garganta, con su voz recia, se convirtió en una leyenda.
Máxime porque, llevada al acetato, se volvió hit. No estaba previsto de esa forma. Era el segundo surco del lado A de ese longplay  que el sello Discomoda prensó en Caracas y comenzó a distribuir a todo el país.
La gaita, en aquellos tempranos albores de su explosión discográfica, no se había extendido a toda la República. Faltaba radio, quizá un poco más de promoción. Confinada a su espacio natural, aquella Maracaibo de 1968 (con infinidad de problemas urbanos), la llamada gaita de protesta —perdida de los lares actuales de la producción musical por infinitas razones— era el intento de reivindicación creativa de los marabinos ante el desproporcionado crecimiento de Caracas.
La musa bajó desde el Olimpo al cerebro de Aguirre en alguna noche de birras y pañuelos —así se llama, entre gaiteros, al turno de la improvisación en la gaita callejera— en su casa de Veritas. “La comenzó a escribir a mediados de año, en mayo, más o menos. Mi hermano Rixio (también fallecido) me dijo: ‘Ricardo está componiendo un tema muy bonito para la Virgen”, cuenta Renato Aguirre, hermano de Ricardo y heredero del emblema familiar y gaitero.
La Grey Zuliana original sufrió modificaciones. Renato recuerda que “en un ensayo del Conjunto Saladillo, Ricardo presentó el tema. Se le incluyó, por ejemplo, el verso de las morocotas de canto”. Así caminó al subgénero de la protesta.
El lápiz perfiló, entonces, nuevas odas, la definición del amor chiquinquireño y  el  recordatorio a la Madre, como si ‘El Monumental’ hubiese querido decir: “China, Maracaibo te pide, pero también te da”. La Grey Zuliana fue configurada “como un diálogo, una conversación con la Virgen”, añade Renato. 
Amor inmenso, / glorioso, excelso, sublime y tierno / amor celeste, divino y santo / hacia tu bondad.
No es solo una gaita contestataria, un grito airado ante la injusticia de una ciudad plagada de problemas y pocas soluciones. Es, más bien,  una oración completa, una letanía agradecida pero a la vez exigente: con la Chinita y  con el Gobierno. Esa era la  intención original. Un tema religioso. 
Ricardo no se midió. Confeccionó, en clave de versos, un ruego que puede durar hasta la eternidad. Porque Maracaibo,  cincuenta años después,  sigue teniendo problemas. Es duro el primer petitorio a la Chiquinquirá:
Madre mía si el gobierno / no ayuda al pueblo zuliano...
Primera frase de la oración. Acercamiento al máximo con el posesivo a la Madre, el mismo tono que hubiese usado para pedirle algo a su madre terrenal, doña Ida Cira, en su casa de Veritas. Un condicional basado en la esperanza de que, por gracia divina, en los papeles de Miraflores reposaran puntos de cuenta, obras importantes, proyectos de desarrollo para el Zulia. No se queda Ricardo en Maracaibo. Cuando habla de ‘Pueblo Zuliano’ engloba a la Costa Oriental, a la subyugada Perijá, al pujante Sur del Lago y a la deprimida Guajira.
Buen maracucho y mejor poeta, Ricardo se fue entonces  la hipérbole, uno de los tres discursos del tema, como explica Ramón Soto Urdaneta, secretario regional de la Gaita y vinculado al gremio hace más de tres décadas desde la radio. “Los otros dos discursos son el político y el cultoreligioso”, asegura.
Sigue la  petición de Ricardo. Si no hacen caso, si no ayudan, pues, Madre, no te queda otro remedio. Lo exige en dialecto maracucho,  sin maquillaje: “Tendréis que meter la mano / y  mandarlos pal’ infierno”.
 La cadencia, el ritmo de La Grey Zuliana es otro ítem. Es una gaita lenta, suave, con repiques sutiles, charrasca viva pero exenta de chispa dicharachera. Va fuera de lo estándar en ese momento en el género. “Una danza inicial, una gaita que explota”, explica Soto Urdaneta.
Renato  destaca la innovación musical que generó muchas  críticas, sobre todo de Octavio Urdaneta, nombre mítico en la radio zuliana, implacable juez de
La Grey Zuliana. En efecto, a propósito, Ricardo había unido una danza con una gaita. “Son primos, de la misma tribu”, se defendía “El Monumental”.  
Llega el  coro, el éxtasis de la plegaria. La Grey Zuliana, cual rosario popular / de rodillas va a implorar  a su patrona / y una montaña de oraciones quiere dar / esta gaita magistral / que el Saladillo le entona.
 Es el equivalente al rosario en el pueblo zuliano, rezado, de rodillas, ante la Chiquinquirá. Torre de peticiones,  multitudinaria,  para reafirmar  a la Chinita  la necesidad   de implorar su favor. 

 La oración sigue. Tu pueblo te pide ahora / Madre mía le ayudéis / y que fortuna le deis / con mucho amor te lo implora. Escribe Ricardo sobre la fortuna, no desde la perspectiva crematística sino pidiendo ayuda  gubernamental.
Pero si La Grey tiene un tono genuflexo en el coro y al inicio de la primera estrofa, la segunda despunta como una advertencia. Acabaron con la plata /  y se echaron a reir... Habla Aguirre entonces, de nuevo, a los gobernantes pero no por intermedio de la Virgen, sino directamente. Advierte... Les puede salir el tiro por la culata. 
El estribillo final es un recordatorio a Caracas, un balance de daños. Aguirre sentencia Maracaibo ha dado tanto / que debiera de tener / carreteras a granel / con morocotas de canto. 
La cultura del vate popular se nota en la letra. Grey es un vocablo que viene del latín grex, que traduce rebaño. Etimológicamente es usada para representar a la congregación de fieles bajo un pastor. “Es en el Himno a la Chinita donde se habla de la grey aludiendo a la feligresía. Ricardo sacó de allí la palabra”, sostiene Renato.  
Ricardo volvería a grabar. Maracaibo Marginada, ahora con Cardenales del Éxito, fue el hit de 1969. Otra letra dura, otro óleo realista marabino. La muerte se lo llevaría, el 8 de noviembre de ese año en la esquina de la avenida 9B con calle 87. Comenzaba la temporada gaitera. 
La grey de Maracaibo, al unísono, cantó entonces en su entierro La Grey Zuliana. No se olvidó y ese tema se convirtió en su símbolo y más allá, en el emblema musical de todo gaitero.


La Grey zuliana cincuentenaria:


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Monumento a la Virgen de la Paz

54 años de la tragedia de La Llovizna

Traqueo revolucionario: magnate venezolano controla empresas de Lázaro Báez