Las Verdades de Miguel – 668

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MI COMENTARIO DE LA SEMANA. Desde 1973, tras Carlos Andrés Pérez someterse a las directrices del consultor electoral Joseph Napolitan, las elecciones venezolanas han sido manejadas por expertos extranjeros, partiendo más del márketing que de la ideología; contradictoriamente, acciones opuestas entre sí. Napolitan dejó sentado el siguiente axioma: Cada campaña es diferente, cada campaña es la misma. En realidad, son distintas porque cambian las circunstancias del poder y son las mismas porque el interés siempre será persuadir al elector por quién debe votar. De tal manera que, cada vez más circunscritas a la propaganda de cómo vender un producto, las campañas se traducen en el márketing (un concepto inglés, traducido al castellano como mercadeo o mercadotecnia; es decir, análisis del comportamiento de los mercados y de los consumidores). Como en cualquier mercado capitalista, el candidato es un producto (el cual debe vestirse y conducirse a como indiquen los propagandistas) y el consumidor pasa a ser un sujeto convencido por la propaganda. Todo se expresa en cómo hacer para que la memoria colectiva acepte a un candidato, más por lo superfluo que por lo que ideológicamente represente. Mientras más banal sea el candidato, más fácil será conducirlo, más fácil será encontrar el maquillaje adecuado para su imagen. Un candidato que baile rap para los jóvenes y que cocine bien para determinados públicos, es el personaje adecuado. De tal manera que serán decepcionados quienes esperan que esta campaña electoral sea el resumen de un escenario para el debate de ideas y propuestas con miras a una sociedad diferente. Lo importante para los propagandistas es captar mediante lo que sea (incluidos “regalos”) a la población electoral, evadiendo cuestionar el tipo de sociedad donde se vive. En función de lo expuesto me pregunto: ¿estamos asistiendo acaso a una campaña mediocre, donde no se confrontan dos sistemas distintos entre sí? La campaña electoral de Nicolás Maduro: la estrategia es la gran ausente. Maduro da la sensación de ir a la deriva, sin definiciones precisas. Sus consignas vocingleras carecen de sentido, realmente no comunica un mensaje de cambio revolucionario. Es un error decir que una vez gane las elecciones del 20M entonces sí empezará a gobernar, como es una equivocación admitir que ha sometido al país a su desconocimiento inicial y que en adelante será otro porque si contará con la experiencia que le ha dado el ejercicio del poder. Asimismo, debe cuidarse en dar muestras de autoridad que resulten destempladas; por ejemplo, cuando exige que le retiren las pancartas de cerca en un mitin. En el conjunto de tantas pifias no es descabellado pensar que los diseñadores de la campaña están más desacertados que el propio candidato. La orquesta no tiene director. La comunicación se pierde en la repetición de slogans. Ya los jingles no tienen el efecto de tiempos pasados. El libreto, si existe, debe ser desterrado. ¿Es o no el socialismo como objetivo de la campaña? En un país como el actual, donde en el exterior han golpeado como nunca antes nuestra estima, se hace necesarísimo levantar nuestro ánimo de venezolanos. Sin caer en los extremos de la xenofobia, el candidato debe hacer propuestas firmes que nos hagan recuperar el sentido patriota. El tema económico no puede ser relegado como secundario. No se percibe como objetivo en la campaña. Sin duda que la meta es ganar las elecciones, pero se debe tener claro que por tratarse de una reelección está en juego una gestión administrativa. ¿Qué más realista que enumerar los logros obtenidos, pero de la misma manera mencionar los errores y las medidas a tomar para superarlos? ¿Cómo convencer y ganarse el apoyo para las decisiones que deben decretarse para encontrar el camino de cómo salir de la crisis? En cuanto a los electores: ¿votar o no votar? La abstención se convoca en tiempos insurreccionales, por lo tanto no tiene sentido no acudir el 20M a ejercer el derecho al voto. De lograr su objetivo, la abstención promovida desde el exterior allanaría el camino para una intervención militar. Entretanto, la estrategia de la reacción consiste en obstaculizar la actividad electoral para obligar el retiro de los candidatos opositores.
URGENTE. Por ahora, la estrategia de la sedición avanza lenta pero inexorable. Como en Chile 1973, la etapa de “hacer chillar la economía” se desarrolla sin tropiezos ni tregua. A simple vista no se nota, pero la economía es actualmente el nudo gordiano que el Gobierno no ha podido desenredar y es en ese campo donde se avanza en una práctica de ablandamiento que le permitirá a los halcones del Pentágono pasar a la acción militar. ¡Ojo! PANORAMA. Para dirimir al sucesor del presidente Rómulo Betancourt (Acción Democrática), el domingo 1 de diciembre de 1963 se convocaron los comicios donde resultaría ganador Raúl Leoni. En ese entonces el Gobierno utilizó como consigna Votos sí, Balas no. El llamado tuvo efecto y la abstención se expresó en un escurrido 7,79%. Mientras AD llamaba a votar, la izquierda, inmersa en la lucha armada, invitaba a la abstención. Finalmente, Raúl Leoni se impuso con 32% de los votantes, entretanto, sumando sus papeletas, la oposición dividida obtuvo 68%. Han transcurrido 55 años y el 20M, en una situación similar pero a la inversa (AD llama a la abstención y la izquierda a votar) se presentan nuevas elecciones presidenciales. El candidato disidente del PSUV es Henri Falcón. Vale recordar que en 1963, el candidato disidente de AD fue Raúl Ramos Jiménez, quien obtuvo apenas 2,29% de los votos. Hoy, apoyado por el MAS (una gestoría política que se ha distinguido por 5% histórico en las elecciones donde ha participado, y Copei (segundo con 20,19% en 1963), Henri Falcón se perfila como el candidato con la primera opción para vencer a Nicolás Maduro. A diferencia de diciembre de 1963, la oposición no está atomizada y a pesar del llamado a la abstención, si no gana (como se advierte), Falcón debe quedar muy cerca de Maduro, sobre todo si se tiene en cuenta que 61% de la población difiere de la gestión de Gobierno, mientras sólo 25% la aprueba y 14% permanece indiferente. VOTAR. Si el Gobierno logra convocar el mayor número de electores para el 20M (a favor y en contra), estaría postergando la estrategia diseñada para la intervención militar extranjera en Venezuela. Ante esa eventualidad, los partidarios en Washington de esa salida, estiman que igualmente acá puede desatarse una grave protesta (con ribetes de guerra civil) contra el Gobierno que resulte electo, de tales proporciones que le serviría a la OEA para justificar la entrada en escena de una fuerza multinacional bajo su bandera, similar a la ocurrida en República Dominicana en abril de 1964. ELECCIONES. En nuestra última medición electoral, dada a conocer en nuestra edición 663 (16/3/18), estimamos que la abstención se ubicaría en 44%, por lo tanto el número de votantes sería de 9.012.130 (56% del padrón de electores inscritos). En ese universo comicial, Nicolás Maduro obtendría 4.415.944 (49%) y Henri Falcón 4.325.822 (48%); la diferencia entre ambos sería de 96.122 (1,66%). Mientras, el candidato Javier Bertucci, muy a pesar de su costosa promoción, no aparece en los números. Bertucci pareciera tener como fin ser el comodín cuya condición le dará más dinero que votos. Paradójicamente, el llamado pastor evangélico, desde el punto de vista opositor puede desempeñar el papel a favor de Henri Falcón que hasta ahora no quiere cumplir la MUD. Entretanto, partidos integrantes de esa coalición como AD y PJ siguen insistiendo en la abstención, sobre todo porque desde el exterior tienen asignado un rol como factor subversivo a la espera de una intervención foránea que militarmente les devuelva el poder que perdieron en libérrimas elecciones el 7 de diciembre de 1998. A última hora, Enrique Capriles estaría estudiando anunciar públicamente su apoyo a la opción Henri Falcón. LECHERO. Actualmente hay un viceministro comprometido con ARS Publicidad (una firma caracterizada por ser una tenaz opositora del Gobierno). Se trata de Andrés Kovalski, quien ocupa ese cargo en el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras. Por cierto, el apellido Kovalski es el homónimo artístico de un luchador ruso que actuó en Titanes en el Ring (un programa argentino de lucha libre, 1965). Andrés Kovalski irónicamente alardea de ser el único viceministro de oposición en el Ejecutivo. Este personaje maneja el Programa Integral de Desarrollo Lechero (Pidel), asociado a una empresa de alimentos y bebidas (registrada como Natbio), el cual es promovido por el exgobernador de Lara Luis Reyes Reyes. El mencionado programa es operado por militantes de la oposición. A través de él se maneja la mayoría de los financiamientos del Fondo de Desarrollo Agrario Socialista (Fondas). Presuntamente, en la dirección oficial dirigida por Kovalski se estarían vendiendo las vacunas, directamente a los productores, cobrando en dólares y quien no posea la divisa estadounidense se queda con su ganado sin vacunar. Andrés Kovalski es muy cercano a Wílmer Castro Soteldo. CARAMBOLA. Un grupo de empresarios y contratistas afectos al Gobierno ha constituido un fondo para respaldar financieramente a Henri Falcón. Entre los promotores del apoyo están cercanos a Américo Mata y Nelson Merentes, lo que llevaría a preguntarse: ¿qué persiguen estos dos últimos personajes protagonistas de la actual gestión gubernamental, apoyando a Falcón? ¿Tiene Miraflores conocimiento? ¿A propósito de la mención de Américo Mata, qué papel juega Elías Jaua? PROGRAMA. Este domingo 29 de abril de 2018 estaré en Las Verdades de Miguel en Televisión, en Canal-i, a las 10 AM, como tema principal el dilema de Votar o no votar, además de otros asuntos de interés nacional.

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