Ceguera voluntaria
Se inicia la cuenta regresiva para el simulacro electoral convertido en el salvavidas del chavismo-madurismo, creador de un sistema en el que ya no es posible distinguir entre la corrupción y la supervivencia.
Frente al chantaje que afecta a tanta
gente, que se ve obligada bajo amenazas a votar el 20 de mayo para que
no le quiten ni los bonos ni las bolsas CLAP, está la ceguera voluntaria
de quienes votarán por el “autodesignado” candidato Henri Falcón, cuya
campaña, de tinte obscenamente populista, constituye una automática
apología de la abstención.
Algunos de los que se empeñan en
legitimar el bochorno electoral lo hacen convencidos, hasta de buena fe,
de que elegirán una catástrofe menor, que Falcón no es peor que Maduro,
que votar es un inevitable e indeseado peaje que se debe transitar para
lograr una salida. Están empeñados en no querer escuchar argumentos que
puedan convencerlos de que es imposible lograr un cambio sin
condiciones electorales, mediante unas elecciones que no serán ni
limpias ni transparentes, dirigidas por un CNE tramposo y fraudulento, y
que para más inri, han sido convocadas por una asamblea nacional
constituyente ilegítima.
Considero que votar es legitimar el
fraude continuado y una estrepitosa burla a la comunidad internacional,
que ha sido y es absolutamente solidaria con la causa democrática y que
por eso mismo desconocerá los resultados del sainete electoral.
Resulta incoherente escuchar al ex
candidato presidencial Henrique Capriles Radonski cuando dice que no se
puede dejar pasar la fecha del 20 de mayo, en alusión a la farsa
electoral, lo que se traduce en una invitación a votar. Capriles se
coloca en franca contradicción con la línea asumida por su partido,
Primero Justicia, que decidió de forma inequívoca no participar en el
simulacro para no legitimar el fraude.
No nos extrañe que en los próximos
días Caprilito haga un llamado a votar por Falcón, que por cierto fue su
jefe en la campaña presidencial de 2013.
El diputado de Primero Justicia y
segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional, Alfonso Marquina,
afirmó recientemente que “sería irracional e irresponsable que mientras
el mundo entero desconoce este proceso electoral, nosotros salgamos a
reconocer y a convalidar este fraude”, y pidió a Henri Falcón y al resto
de los participantes renunciar a sus candidaturas.
También habló de los falsos
pronósticos del banco de inversión y corredor en la Bolsa de Nueva York
Torino Capital –del cual es economista jefe el doctor “dineris causis”,
Francisco Rodríguez, asesor de Henri Falcón–, que en sus proyecciones
para las elecciones de gobernadores de 2017 aseguraba que en el estado
Lara se ganaba por 19 puntos de ventaja, cuando sucedió lo contrario,
la almiranta Carmen Meléndez ganó por más de 20 puntos y el gobernador
Henri Falcón no solo reconoció de inmediato su triunfo, ganado “ en
buena lid”, sino que culpó a partidos de oposición por su derrota.
No es difícil concluir que el 20 de
mayo, después de que la señora Lucena anuncie el resultado de la falsa
elección, salga de inmediato Falcón a reconocer su derrota y dar así,
como debe estar convenido, visos de legitimidad a una trampa descomunal,
en la que la manipulación del voto a través de dádivas impondrán la
continuación de una dictadura de la que millones de venezolanos huyen
aterrorizados a cualquier parte del mundo. Y de paso, Falcón culpará a
los partidos políticos representados en la MUD del resultado predecible.
Yo no voto. Yo estoy alineada con la
comunidad internacional que tiene cercado al régimen con sus sanciones y
está haciendo lo que los venezolanos no hemos podido o querido hacer.
Somos ciegos, voluntarios o involuntarios.
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