Un viaje sin sentido
A veces cuesta entender cuál es el propósito de un Presidente de someterse al escrutinio público en el vasto espacio de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Por lo general, cuando no tienen nada nuevo ni particular que decir, dejan en manos de su Ministro de Relaciones Exteriores el discurso de rigor, para demostrar al mundo que su país existe, incluso hemos visto, en algunas ocasiones, que el que lo ha leído ha sido el Embajador ante la organización. Maduro nunca hasta ahora se había dignado pisar el hemiciclo de la ONU para pronunciar su palabras a la audiencia y presuntamente al mundo. Tal vez porque en su memoria quedaba aquella tremendista intervención de su predecesor en Miraflores, cuando expresó ante una atónita presencia a sala llena, que el sitio en el que iba a hablar le olía a azufre. Pues bien, de pronto, sorprendiendo a Tirios y Troyanos, Maduro decidió montarse en el avión presidencial y enrrumbarlo hacia la ciudad que nunca duerme. Las razones de ese im...